martes, 18 de agosto de 2009

El sentimentalismo desde Lord Shaftesbury (Julio 2009)

Lourdes Silva




En orden de comprender y visualizar la importancia del pensamiento filosófico de los sentimentalistas escoseces, se hace imprescindible hacer hincapié en la figura de tres pensadores: Lord Shaftesbury (1671-1713), Francis Hutcheson (1694-1746) y David Hume (1711-1776), ya que es a través del desarrollo de sus teorías, que puede verse cristalizado, un modo argumentativo que consistió en introducir los sentimientos en las condiciones morales.

Shaftesbury habrá de comparar los juicios de tipo moral con el sentido de la percepción, estableciendo una relación de equivalencia entre el espectador moral, y aquel que es receptor de un acto moral. Por su parte Hutcheston, a lo largo de sus obras, propone dos perspectivas del sujeto-agente racional, las cuales se hayan muy diferenciadas entre si; a una de ellas la denomina” activa”, la misma posiciona al hombre como eje principal de fuertes inclinaciones tanto para su propio bien, como para el ajeno.La otra es la del agente racional capaz de aprobar o censurar inclinaciones y actos. Hutcheston, por otra parte, agrega a los cinco sentidos ordinarios tres más: el sentido público (felicidad para los demás), el sentido moral (percibimos el vicio en nosotros o en los otros) y el sentido de honor (cuando se es aprobado o gratificado por acciones buenas). Por último, Hume a partir del principio de simpatía, formula una aprobación moral sobre el acto de caridad que un sujeto-agente hace y que en compañía del razonamiento puede alcanzar una verdadera rectitud moral.

Es el primero de los filósofos antes nombrados el que nos convoca en esta sección.

Anthony Asheley Cooper, más conocido como el tercer conde de Shaftesbury(1), nace el 26 de febrero de 1671 en Londres. Desarrolla actividades como filosofo y político publicando varios libros, entre ellos: “Ensayo sobre el merito y la virtud” (1699), “Características de hombres, costumbres, opiniones y tiempos”, “Cartas sobre el entusiasmo” (1708) entre otros. Será Shaftesbury quien dará el puntapié inicial hacia una ética escocesa(2) sentimentalista, contraria al escepticismo moral(3). Su filosofía es una de las más claras manifestaciones de lo que se denomina naturalismo optimista, ya que creía fehacientemente que la naturaleza humana ha preparado al hombre para ser feliz, para alcanzar el bien propio, dotándole a su vez de las capacidades que le son necesarias para vivir en sociedad. Para el autor existía un sentido moral propio de la naturaleza humana, una autonomía moral, con ciertas inclinaciones, efecto de las costumbres y la educación. El trabajo de Shaftesbury consistió básicamente en trasladar a un campo laico los problemas de la filosofía ético-religiosa por el camino de una moral librada de toda ley positiva y de toda religiosidad. La fuerza de esta concepción moral no encuentra sus cimientos en las ideas innatas o en la razón sino en el sentimiento moral; de esta manera, la concepción moral tiene carácter emotivo, intuitivo, alcanzable solo mediante la racionalización de las pasiones. De acuerdo a esto último, el origen del conocimiento moral se halla en el sentimiento o en alguna clase de sentido especial, así lo han defendido fervientemente los sentimentalistas. El conocimiento racional pasa a un segundo plano en el campo de la moralidad. Sin embargo no se cree acertado afirmar, como en algunas oportunidades suele hacerse, que la presencia de lo racional en el conocimiento moral sea inexistente, ya que no deja de ser reconocida su intervención en algún grado.

Es en su obra principal: “Cartas sobre el entusiasmo”, donde desliga radicalmente la moral de su fundamento religioso, buscando una base propia e independiente. Defiende la unidad y la armonía del Universo que afecta la vida ética, de manera tan trascendente, que en la sociedad se eliminan las tendencias egoístas. Esta doctrina fue criticada por Mandeville (1670-1733), cuando en su ensayo: “Una investigación acerca de la naturaleza de la sociedad” señala que no existe una benevolencia natural del hombre hacia sus semejantes, y que son el egoísmo y la vanidad las bases de los actos llamados virtuosos. Tilda de imaginarias las ideas de Shaftesbury: “Es manifiesto, pues, que buscar ese Pulchrum Honestum es como perseguir una quimera; pero no es esta, a mi juicio, la falta mayor. Las nociones imaginarias de que el hombre puede ser virtuoso sin abnegación son una puerta ancha hacia la hipocresía, la cual, una vez que se hace hábito, no solo nos obliga a engañar a los demás sino que nos hace desconocidos para nosotros mismos(…)”(4)

Shaftesbury se considerará un “realista moral”(5),lo que hará que califique de “escéptica” toda toma de posición ética que niegue a)la existencia real del bien, b)la existencia real de las distinciones morales y c)la existencia de la virtud. Combatiendo estas éticas, el filosofo propondrá la observación de la naturaleza y el análisis sostenido de la propia mente. Toda su teoría moral hace referencia a la concepción que tiene de la naturaleza humana, a las dos condiciones que toda criatura puede poseer: la buena y la mala. La condición buena es promovida por la naturaleza y buscada por la vía de la inclinación del propio individuo, quien posee un interés por su propio bien. Como lo explica Shaftesbury en una de sus obras, el sentido moral es una inclinación natural que se refiere a lo que es bueno (correcto) y malo (incorrecto). El mismo, se encuentra presente en la persona más perversa, ya que consiste en sentir atracción hacia el bien y aversión hacia el mal. “El sentido de lo correcto y de lo incorrecto, en consecuencia, siendo tan natural para nosotros como lo es una Afección Natural en sí misma y siendo un primer principio en nuestra constitución y género, no da lugar a opinión especulativa, persuasión o creencia que sea capaz inmediatamente o directamente de excluirlo o de destruirlo”(6). Para explicar de qué manera actúa el sentido moral en su función de distinguir el bien del mal, se servirá de la comparación de los sentidos.

Shaftesbury se refiere a dos ámbitos del conocimiento que corren por andenes paralelos, aunque diferentes. Por un lado tenemos el conocimiento de los sentidos, y por otro el conocimiento mental o moral. El objeto del primero son los cuerpos (objetos materiales) y del segundo la conducta y las acciones. La valoración de lo “bello” y lo “deforme” en los objetos materiales y de lo “bueno” y lo “malo” en los actos morales, surge de la confrontación entre los sentidos en el primer caso y del entendimiento en el segundo. “Sucede lo mismo en los sujetos mentales o morales que en los cuerpos comunes, o los sujetos propios del sentido. De las formas, movimientos, colores y proporciones de estos últimos cuando se presentan ante nuestros ojos, resulta necesariamente una belleza o una deformidad de acuerdo con la diferente medida, orden y disposiciones de sus diversas partes. Del mismo modo, en el comportamiento y en las acciones cuando se presentan, nuestro entendimiento debe encontrar necesariamente alguna diferencia de acuerdo con la regularidad o irregularidad de los sujetos.”(7)

Finalmente, es para Shaftesbury el análisis de los actos una actividad de la mente pero es el sentido moral el que tiene la función de calificar.

Notas:
  1. Shaftesbury es una localidad ubicada en el norte del condado de Dorset en Inglaterra, cerca del límite con Wiltshire. Fue construida a unos 200 m sobre el nivel del mar y es el único poblado significativo en Dorset que se encuentra en una colina. Existente ya en el período anglosajón y posiblemente también en el periodo Celta con el nombre de Caer Palladur, constituye actualmente uno de los asentamientos de mayor altitud y antigüedad todo el Reino Unido.
  2. Por razones filosóficas Lord Shaftesbury,pertenece a esta tradición, pero es importante señalar su origen ingles, como lo hacíamos mas arriba
  3. Shaftesbury distingue dos clases de escepticismo moral;el lamado pirrónico o filosofía académica y el escepticismo etico.Acepta el primero pero rechaza el segundo ya que se lo atribuye a Hobbes y a Locke.Estos autores llegan a un escepticismo ético a través de un dogmatismo religioso.
  4. "La fabula de las abejas”,Mandenville. Trad J.Ferrater Mora, Mexico, FCE,1997,1ªReimpre,p22o.Este ensayo se concluyó e incluyó en la edición empleada de la “Fabula de las abejas” de 1723, aparecida por vez primera en 1714.
  5. Characteristics of men,manners,opinions,times. Shaftestbury. Londres,1732
  6. Ibid,Libro I,Parte III,Seccion I,pag 44.La cursiva es del autor.
  7. Ibid,Libro I,Parte II,Seccion III,Pag 29.La cursiva es del autor

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