martes, 13 de abril de 2010

Alguna vez en Setiembre, tus palabras volverán

Maite Rodríguez Apólito

MARTIN HEIDEGGER



Corría setiembre en 1889 cuando nace Martin Heidegger, un día 26, en Messkirch (Bade). En 1909 ingresa en la universidad de Friburgo convirtiéndose en alumno de Heinrich Rickert - jefe de la escuela neokantiana de Friburgo- y de Husserl. Al jubilarse este último toma su puesto de profesor titular. Cuando asume el rectorado de esta universidad en 1933 comienza un período muy discutido de su vida pues, a juzgar por sus dichos en esta ocasión, adhiere al nacionalsocialismo; luego de su renuncia al año siguiente sigue un lapso de intermitencia filosófica y distanciamiento de la actividad política. Mantuvo contacto fluido con Karl Jaspers, filosofo que junto con él se enmarca en lo que se ha llamado «filosofía de la existencia». La cuestión de ubicar a Heidegger en una corriente fílosófica es harto compleja: si bien suele identificárselo con una forma del existencialismo contemporáneo es discutido si él mismo no rechazó tal identificación, puesto que su objetivo no fue la analítica del Dasein (el ser-ahí, con carácter de apertura y disposición) sino la pregunta acerca del ser; sin embargo, parece haber acuerdo en la calificación de «fenomenología hermenéutica». Al hablar de su obra muchas veces se distingue entre «el primer Heidegger» (principalmente representado por El ser y el Tiempo) y el «último Heidegger», menos sistemático, preocupado por sobre lo que ordena el pensar y sobre el lenguaje. Muere en la misma ciudad que lo vio nacer el 26 de mayo de 1976.

• El ser y el Tiempo (1927). México: Fondo de Cultura Económica, 1951.

«El «ser-ahí» tiene más bien, con arreglo a una forma de ser que le es inherente, la tendencia a comprender su ser peculiar partiendo de aquel ente relativamente al cual se conduce, por esencia, inmediata y constantemente, el «mundo.» Pg.19

«… aquello desde lo cual el «ser ahí» en general comprende e interpreta, aunque no expresamente, lo que se dice «ser», es el tiempo.» Pg.21

«La filosofía es la ontología universal y fenomenológica que parte de la hermenéutica del «ser ahí», la que a su vez, como analítica de la existencia, ata el cabo del hilo conductor de toda cuestión filosófica allí donde toda cuestión filosófica surge y retorna.» Pg. 44


• ¿Qué es metafísica? (1929). México: Séneca, 1941.

«…toda pregunta metafísica abarca íntegro el problematismo de la metafísica. Es siempre el todo de la metafísica. …, ninguna pregunta metafísica puede ser preguntada sin que el interrogador, en cuanto tal, se encuentre dentro de ella, es decir, sin que vaya él mismo envuelto en ella.» Pg.16

«La nada no es objeto ni ente alguno. La nada no se presenta por sí sola, ni junta con el ente, al cual, por así decirlo, adheriría. La nada es la posibilitación de la patencia del ente, como tal ente, para la existencia humana. La nada no nos proporciona el contraconcepto del ente, sino que pertenece originariamente a la esencia del ser mismo. En el ser del ente acontece el anonadar de la nada.» Pg.41 42

«Este estar sosteniéndose la existencia en la nada, apoyada en la recóndita angustia, es un sobrepasar el ente en total: es la transcendencia.» Pg.49

• Carta sobre el Humanismo (1947). Madrid: Taurus, 1966.

«El pensar es, dicho llanamente, el pensar del ser. El genitivo expresa una duplicidad. El pensar es pensar del ser por cuanto que apropiado y acontecido por el ser pertenece al ser. El pensar es a la vez pensar del ser por cuanto que el pensar perteneciente al ser, oye al ser…El pensar es – esto quiere decir: el ser se ha ocupado y hecho cargo de su esencia.» Pg. 11-12

«…esto es humanismo: pensar y cuidar de que el hombre sea humano y no «in-humano», esto es, fuera de su esencia.» Pg.14

«Yo llamo ec-sistencia del hombre al estar en la iluminación del ser. Sólo al hombre le es propio este modo de ser.» Pg. 20

«Pero el hombre no es un ser viviente que junto con otras facultades posee también el lenguaje. Más bien es el lenguaje la casa del ser en la que el hombre, morando, ec-siste, en cuanto guardando esta verdad, pertenece a la verdad del ser.» Pg. 31

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