Alguna vez en julio…
…tus palabras volverán
“La miseria de la esclavitud, la degradación de los hombres y de las cosas a mercancías, la tristeza y sordidez en las que se reproduce siempre el todo de las relaciones materiales de la existencia, están más allá del interés de la filosofía idealista porque no constituyen la realidad genuina, que es el objeto de esta filosofía. Debido a su inevitable materialidad, la praxis material queda liberada de la responsabilidad por lo verdadero, lo bello y lo bueno, que queda reservada para el quehacer teórico.”
“…el alma pudo convertirse en un factor útil de la técnica del dominio de las masas en la época de los estados autoritarios en que fue necesario movilizar todas las fuerzas disponibles en contra de una modificación real de la existencia social. Con ayuda del alma la burguesía de la última época pudo enterrar sus antiguos ideales. Decir que lo que importa es el alma, es útil cuando lo único que interesa es el poder.”
(Acerca del carácter afirmativo de la cultura)
Herbert Marcuse nace en Berlín el 19 de julio de 1898, ciudad que también, ocho décadas después, en otro día de julio (29 de julio de 1979), lo verá morir. La historia quiso que se convirtiera (junto con Horkheimer y Adorno) en uno de los filósofos más significativos, importantes y recordados de la Escuela de Frankfurt, quizá como recompensa a su comprometido y valioso trabajo. Su tarea intelectual es una apuesta por devolver a la filosofía su vínculo con el mundo de la praxis. Teorizar sobre el contexto político-económico-social, ante el inminente avance y consolidación del sistema capitalista, aparecía como una responsabilidad de deber filosófico. Motivo que genera que la Escuela de Frankfurt se convierta en el refugio reflexivo desde donde se geste la que será conocida como teoría crítica, combativa de un modo de pensar el mundo que se imponía y naturalizaba.
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“Y precisamente porque las posibilidades llamadas utópicas no son en absoluto utópicas, sino negación histórico-social determinada de lo existente, la toma de conciencia de esas posibilidades y la toma de conciencia de las fuerzas que las impiden y las niegan exigen de nosotros una oposición muy realista, muy pragmática. Una oposición libre de toda ilusión, pero también de todo derrotismo, el cual traiciona ya por su mera existencia las posibilidades de la libertad en beneficio de lo existente.”
(El final de la utopía)
“La filosofía analítica a menudo extiende la atmósfera de denuncia e investigación por comisiones investigadoras. El intelectual es llamado a juicio. ¿Qué quiere decir usted cuando dice…? ¿No oculta algo? Usted habla un lenguaje sospechoso…Tenemos que ponerlo en línea, exponer sus trucos, purgarlo. Le enseñaremos a decir lo que piensa, a <
El poeta puede responder que en verdad él quiere que su poesía sea comprensible y comprendida (para eso la escribe), pero si lo que dice pudiera ser dicho en lenguaje común el hubiera sido el primero en hacerlo. Puede decir: La comprensión de mi poesía presupone la destrucción y la invalidación precisamente de ese universo de discurso y conducta al que quieren traducirla. Mi lenguaje puede aprenderse como cualquier otro lenguaje (de hecho, es también el lenguaje de ustedes), entonces se vería que mis símbolos, metáforas, etc., no son símbolos, metáforas, etc., sino que significan exactamente lo que dicen. Su tolerancia es engañosa. Al reservarme un nicho especial de sentido y significación, me conceden salir de la cordura y la razón, pero, desde mi punto de vista, el manicomio está en otro lado.”
(El hombre unidimensional)
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