Necesitábamos un lugar. Estábamos como buscándolo pero teníamos vendas. Buscábamos un lugar de encuentro e intercambio, queríamos el diálogo, teníamos curiosidad y entusiasmo. Alguien trajo la idea, la comentó alguna vez y la uso sobre la mesa. Un día, la idea salió de varias bocas, la misma idea cambiándose, poniendo sus propias partes a un costado mientras cedía lugar a otras, imponiéndose de nuevo y volviendo a cuestionarse. La idea, la curiosidad, el entusiasmo, la necesidad de espacio. Y ya iba corriendo, la idea; tímida aparecía en los pasillos, como rumos o imagen mientras se hacía proyecto. Semana tras semana y parecía tangible, creímos entonces que podía tocarse, la sentimos en las manos y nos vimos a nostros mismo pasando las hojas...
¡Clinamen! Nuestra voluntad creó un espacio.
Pero no se trata de tener un lugar por tenerlo, porque tiene que existir uno determinado. ¿De qué se trata? Queremos decírtelo. Nos reúne la pregunte... ¿de qué se trata?
Un lugar accesible para que los estudiantes publiquen sus trabajos...
Un momento ara descubrir qué hacen los otros y oder contribuir a ello con nuestro decir, con nuestro hacer...
Donde se acerquen los estudiantes con sus ensayos y artículos de aprobación de cursos, informes o monografías breves, o con sus investigaciones independientes...
Un espacio donde se encuentren los distintos formatos en que se puede practicar filosofía...
Un lugar para arender y mostrar, para reunirse y reunir, donde disentir y decir...
Donde se acerquen los estudiantes de las distintas disciplinas, con sus trabajos e ideas; donde la filosofía también se enriquezca y construya con los aportes teóricos de quienes no asisten a sus aulas...
Un lugar que ermita poner en entredicho el sentido común sobre qué se entiende or "filosofía" y nos haga cuestionarnos una y otra vez...
Donde se de cabida al diálogo, a la integración y al conflicto, con espacios que se bifurquen y nos sorprendan, que nos lleven a preguntarnos por el límite, por lo dado, por lo posible, or lo que es y lo que parece, por lo que no se sabrá nunca si es o parece y por lo que más allá de todas las dudas debe y no debe ser...
...
Vamos, dejemos abiertas las puertas y ventanas de los salones. En las aredes blancas colguemos carteles. Recorramos las bibliotecas y las calles y los atios. No hagamos más muros, construyamos puentes. Queremos hacer, sentir, pensar y, sobre todo, no cuidarnos del fracaso...
viernes, 24 de julio de 2009
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